viernes, 23 de diciembre de 2011

Nota periodistica 2.

EL PERIODISMO DURANTE LA DICTADURA
Por Martín Borja, 12/98
Muchas son las caras que hoy sobreviven en los medios de comunicación luego de haber prestado su colaboración hace dos décadas con la última dictadura militar. Parte del periodismo no está exento del camaleonismo que, detrás de una máscara democrática, intenta una vez mas ocultar su pasado.
No resulta llamativo que, luego de tres lustros de gobiernos constitucionales, no se haya instalado el mínimo debate serio sobre el rol que tuvo la prensa durante aquellos años de plomo: en su mayor parte, las grandes empresas periodísticas siguen en la actualidad en manos de los mismos propietarios de entonces.
El gobierno militar se preocupó desde un principio en limitar al máximo la actitud de la prensa opositora; el mismo 24 de marzo de 1976, la Junta de Comandantes lanzó una temible amenaza a los medios y a la prensa en general, a través del comunicado nro. 19, por el cual sería “reprimido con reclusión de hasta 10 años el que por cualquier medio difundiere, divulgara o propagara noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar , perjudicar o desprestigiar la actividad de las fuerzas armadas, de seguridad o policiales”. Los corresponsales de medios extranjeros fueron prácticamente expulsados del país y se intervino la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa . De allí en más, todo fue oscuridad y desinformación. La información era censurada y manipulada: Telam, y el Comfer -como todos los organismos gubernamentales- estaban intervenidos militarmente. Las denuncias por secuestros y desapariciones no existieron en los diarios ni en los informativos. Salvo honrosas excepciones -como el Buenos Aires Herald, el semanario Nueva Presencia, y luego la revista Humor-, la mayoría se cosió la boca por temor. Otros, movilizados quién sabe por qué sucios intereses, optaban por festejar sistemáticamente cada gestión de gobierno, aún las que significaban la desaparición de compañeros de redacción.
Algunos -como Neustadt- no se ocuparon demasiado en actualizar ya en democracia su discurso, otros -como Editorial Atlántida y todas sus publicaciones- lo enterraron bajo el vertiginoso mapa político de estos años; otros pocos -como Grondona- hicieron un incompleto acto de contrición y lo aggiornaron de acuerdo a los nuevos tiempos ‘políticamente correctos’ . Todos ellos conformaron , junto al canal oficial ATC, el sostén mediático de la política criminal de los militares.
El periodismo -tanto gráfico y televisivo como radial- es uno de los ámbitos en donde se hizo más visible el colaboracionismo, a veces algo inconsciente o irresponsable, en otros casos dando plena luz verde al terrorismo de estado. Tal vez por su exposición pública y cotidiana, también por la posibilidad de una memoria histórica que no se diluye en el tiempo sino que queda registrada en periódicos y grabaciones de la época, es que aquí no cuenta la mentira, el engaño o el olvido.
Atlántida, la empresa que todavía tiene a cargo la familia Vigil (el 40 % de la compañía) supo sobrevivir con gran éxito y sobrellevar inteligentemente los cambios políticos y sociales de los últimos años. Por aquella época EL GRAFICO, GENTE, BILLIKEN , PARA TI Y SOMOS , eran revistas de gran popularidad. Todas ellas se ocuparon de hacer propaganda a favor de las Juntas Militares, ya sea por las medidas represivas, el Mundial 78, o la guerra de Malvinas. En Gente, particularmente, se hacía una de las propagandas mas notables. En abril de 1979, por ejemplo, la revista dirigida periodísticamente por Samuel Chiche Gelblung decía en un editorial :
“Con la misma energía y la misma claridad, defenderemos los principios republicanos, los de una economía realista, de una justicia independiente. Postulados que, por otro lado, son la piedra fundamental del Estatuto del Proceso de Reorganización Nacional”.
Un mes después, en un comentario sin firma, confirmaba que “el éxito de este Proceso se ve hoy en muchos órdenes de la vida nacional”.
Un año antes, durante la realización del Mundial de Fútbol, junto con El Gráfico, se ocupó de mencionar reiteradamente una supuesta “campaña en contra de Argentina organizada por el terrorismo internacional”. “A pesar de los 700 millones de dólares que costó. Por primera vez los argentinos sabemos lo que cuestan las cosas, y pagaremos esa deuda aunque no resulte fácil. A pesar de todo y contra todo...los argentinos hicimos el Mundial.”, enfatizaba en junio del 78.
La periodista René Sallas, que hoy sobrevive en la publicación, se quejaba del espacio que le daba la prensa francesa a Amnesty Internacional y a la preocupación por los derechos humanos. “Amnesty jamas publicó nada sobre la muerte en mi país de Aramburu, de la hija de Viola, de Rucci, de Salustro, de Larrabure, de Mor Roig y de muchos otros”, decía la mujer que frecuentemente firmaba generosos reportajes a los jerarcas y funcionarios militares.
La conocida escritora Silvina Bullrich era otra de las prestigiosas plumas que inundaban las páginas de Gente. La misma Bullrich que, poco antes de los indultos menemistas, decía : “Yo indultaría al general Videla y a Lambruschini. A Massera no, porque es una mala persona, que ha cometido actos muy graves, algunos por intereses personales o por revancha. Que si lo indultaría a Viola? Bueno, tal vez. “ (2-11-89,Diario Sur).
En una columna de 1979 titulada “Dios la bendiga, señora Thatcher”, y haciendo gala de una simplicidad de análisis por lo menos llamativa y peculiar, manifestaba su devoción por la ‘dama de hierro’. “Todas las mujeres del mundo le decimos hoy junto a las mujeres de Inglaterra: Dios la bendiga”, escribía Bullrich, luego de definirla como el prototipo de mujer actual “que tiene una capacidad ilimitada de adaptación y por lo tanto de eficiencia”. Al parecer, esa eficiencia y capacidad luego fueron las que llevaron en poco menos de tres años a triplicar el desempleo en Inglaterra.
En Para Ti, dirigida por Agustín Botinelli -pero también de los Vigil- , desde la óptica orientada hacia la mujer argentina y a la moda, se infiltraban artículos de neto carácter político. En setiembre de 1979, por ejemplo, los responsables de la revista estaban muy preocupados e indignados, al igual que el gobierno, por la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Para demostrar su rechazo realizaron una supuesta encuesta entre mujeres argentinas que testimoniaba el sentir de la población femenina ante tamaña intromisión. Algunos testimonios publicados fueron los siguientes:
“Porqué no investigan en los países comunistas? Quién pagará por la vida del gral Aramburu? Creo que deberían hablar con el ciudadano de la calle, el de todos los días”,
“La paz es un precioso bien humano. Gracias a Dios la hemos conseguido. ¡Dejennos ustedes también en paz!”,
“Celebro que estén en este país y vean que gozamos de la más absoluta libertad para actuar u opinar”,
Casi cinco años después del golpe, Para Ti continuaba alabando denodadamente a sus amigos militares: para festejar la llegada del año 1981, lo celebran con una página de agradecimiento a Videla, Martínez de Hoz y Viola, “por esa paz que todos soñamos y que gracias al esfuerzo de las Fuerzas Armadas hoy vivimos”. “Feliz Año Nuevo, general”, se titula la nota y reconoce que si bien “corrió mucha sangre y pagaron justos por pecadores”, se puede caminar “por la calle con seguridad”. En el colmo del elogio absurdo agradece también “por defender una política económica tan antipopular, una política que críticas mediante, sólo busca el progreso del país y no ganar votos. Como usted (gral. Videla) la defendió contra viento y marea y con convicción. Gracias otra vez.”
También para el ministro de Economía había regalitos de navidad , por haber insertado “a la Argentina en un sistema moderno de apertura y competencia”. Sin embargo, la familia Vigil no podía con su genio y decía “Que usted cometió errores nadie lo pone en duda. Lo que sí ponemos en duda es la honestidad de quienes lo critican”. Quienes lo criticaban tuvieron la honestidad de no dejarse encandilar por los espejismos de la ‘plata dulce’ y sólo reflejaban datos de la realidad: el crecimiento desmedido de la deuda externa, la paulatina devaluación de la moneda nacional, el estancamiento de la industria, la caída de varias entidades financieras -como la liquidación del Banco de Intercambio Regional (BIR)- y quiebras de grupos económicos .
Durante el desarrollo del Mundial de Fútbol 78, mientras la revista Somos editaba en tapa la famosa fotografía de Videla gritando un gol argentino, bajo el título ‘Un país que cambió’, El Gráfico -el hijo mayor de don Vigil- publica una entrevista al dictador en donde se habla de fútbol y política. Los encargados del reportaje -entre quienes está el Jefe de Redacción, el reconocido Ernesto Cherquis Bialo- confiesan en un editorial que el encuentro fue “placentero” y que “frente a él nos sentimos bien”, además de definir a Videla “como un hombre de sensibilidad” y como “alguien que sabe sobre lo que está hablando y todo cuanto sabe lo dice en forma sincera y generosa”.
Si bien casi no se daban a conocer públicamente por la censura, las noticias sobre periodistas desaparecidos o secuestrados llegaban día a día a las redacciones de los medios. Según el Nunca Mas , sólo en 1976 desaparecieron 45 periodistas, al año siguiente 30 más, hasta llegar finalmente a alrededor de 100. Rafael Cacho Perrota, Julián Delgado, Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, entre tantos otros, ya habían tenido ese destino cruel y malvado. Jacobo Timmerman tuvo distinta suerte: luego de ser secuestrado y torturado durante un mes, fue expulsado de la Argentina.
Carlos Varela, hombre de radio y TV -en esos años en ATC- , acusado de buen diálogo con Videla y Agosti, confesó años después que “en aquella época amoldaba mi mensaje a lo que sabía y a lo que se podía decir”, y aclara: “Aparecían todos los días quince muertos envueltos en lonas y yo era periodista y no puedo decir hoy que no sabía lo que pasaba. O sabías o no eras periodista”.(8/95, La Maga)
La revista Siete Días , publicación de Editorial Abril que subsistió hasta hace algunos años, no se quedaba atrás en su ánimo de encontrar subversivos por todos lados. En mayo de 1978, publicaba una especie de número especial del macartismo vernáculo llamado ‘El libro negro de la subversión’, donde se detallaba en un informe todas las personas y organismos que pertenecían supuestamente a una Red Antiargentina. La lectura de algunos nombres acusados de terroristas hoy no nos deja de provocar risa: Amnesty Internacional, Francois Mitterrand, Norman Brisky, Julio Cortázar y Charles Aznavour, entre muchos otros.
“Ha llegado el momento en el que cada uno de los argentinos debemos levantar la voz en defensa de nuestro país para que en el mundo nos oigan claramente”, desafiaba el semanario ante la desconfianza de los europeos y de los organismos de derechos humanos internacionales, que recibían cada vez más denuncias por crímenes aberrantes.
Siete Días, además, contaba entre sus columnistas a Carlos Burone, también hombre de radio, que en una sección titulada ‘El diario de un pequeño burgués’, defendía las medidas represivas. Se quejaba de “la orquestada campaña antiargentina que los medios de difusión (internacionales) despliegan contra nuestro país y su gobierno”, y aseguraba conocer “escenas de barbarie que, en estos precisos momentos, tienen un escenario real y concreto en Africa y Camboya, preparadas y ejecutadas por los secuaces de Fidel Castro y el comunismo vietnamita”. (13-6-78).
Burone, a quien le molestaba “los que se rasgan las vestiduras hablando de los derechos humanos”, ya en 1983, se seguía quejando en su programa radial de “los que hacen huelga de hambre tomando mate o con esas marchas por Avenida de Mayo mostrando el dolor que les causan los muertos...”.
Los diarios, por supuesto, no estuvieron ajenos a la complicidad con la dictadura, especialmente La Razón, La Prensa, La Nación y en algunos casos El Cronista Comercial. En los dos primeros llegó a escribir el mismísimo jefe de la Policía Bonaerense, Ramón Camps, donde difundía y analizaba la Doctrina de Seguridad Nacional, en la que se inspiraban las fuerzas represivas. La Prensa, abiertamente militarista, -junto con La Nación estuvo enrolado históricamente con los sectores mas oligárquicos y conservadores del país, incluido el clero-, justificaba poco tiempo después del golpe la instauración de la pena de muerte:
“En la lucha que el país entero, sin distinción de categorías sociales u opiniones políticas, está empeñado contra la subversión y la violencia organizada, el frente de batalla está en todas partes y lo que nos ha sucedido hasta revela la ineficacia de los métodos normales y las formas represivas tradicionales.” (28-6-76).
Hacia el epílogo de la dictadura, La Prensa cobijó a periodistas sospechados de ‘servicios’, como Jesús Iglesias Rouco, despedido del diario español El País y que luego en nuestro país editó el pasquín El Informador Público, con ‘carne podrida’ de los Servicios.
El Cronista Comercial, en esa época considerado un periódico pluralista -de su redacción habían secuestrado a varios redactores y a dos de sus directores-, también defendió por momentos el terrorismo de estado. Según pudo comprobar la revista XXI, Mariano Grondona escribió columnas en ese matutino, entre 1979 y 1982, bajo el seudónimo de Guicciardini. Allí llegó a escribir:
“Por creer que el derecho de seguridad es un derecho humano que el Estado debe proteger, los argentinos recibimos hoy la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA. Esto es lo malo. Que están aquí porque somos derechos y humanos” (9/79) .
Al año siguiente, el profesor Guicciardini se quejaba de que el Premio Nobel de la Paz le había sido otorgado a Adolfo Pérez Esquivel y opinaba que los razonamientos del Comité Noruego “falsean gravemente la verdad sobre la Argentina, al poner en un pie de igualdad a las fuerzas del terrorismo y a las fuerzas de seguridad que las derrotaron”.
El colaboracionismo que se dio en los medios audiovisuales es un capítulo aparte, y es, tal vez, algo más recordado que el papel de la prensa gráfica. Nombres como José Gómez Fuentes o Nicolás Kasanzew en ATC (durante la guerra de Malvinas), José María Muñoz o Julio Lagos (durante el Mundial 78 y el Juvenil 79), la dupla Neustadt-Grondona y otros tantos son tema de otra nota...






Esta nota periodistica nos ayuda a saber como se manejaba el periodismo y los medios de comunicacion en esa epoca. 

Así como la tristemente célebre propaganda de las sillas de indutria nacional de mala calidad en comparacion con las importadas muchos medios de comunicación, algunos de los cuales hoy siguen funcionando fueron funcionales a la dictadura, algunos por miedo, otros porque estos correspondian a algunos de sus intereses. Tal es el caso del Diario Clarin que el mismo dia en que se declara la junta lo anuncia con total neutralidad no diciendo que es malo ni bueno, y luego tomando una posicion bastante obvia que es responder a sus intereses.
Es sabido por boca de muchos periodistas que todos conocian lo que pasaba en el país y de como muchas publicaciones eran usadas como medios propagandisticos y de influencia ideologica, tal es el caso de la revista Para Ti nombrada en la nota que supuestamente manifestaba la opinion del pueblo hablando sobre la amenaza comunista. No solo ocurria en revistas, en la television tambien era muy evidente. El ambiente de miedo era tal que no se filtraban noticias sobre los desaparecidos o las torturas, cosa que ayudaba a fortalecer el poder de la dictadura. Este mismo sistema represivo de medios fue de vital importancia para el golpe.

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